02 noviembre 2008

“Para mí lo más importante no es sólo la labor que se realiza, sino el cómo se realiza, con qué mirada se trata a cada persona y desde qué planteamientos se lleva a cabo la tarea diaria.”
Llevo ya seis años como voluntario en un centro de rehabilitación psicosocial, llevando un taller de teatro y creatividad, y casi dos años trabajando como coordinador de voluntariado, pastoral y humanización.
Lo que más me llamó la atención, y fue una de las cosas que me animaron a ser voluntario, fue el testimonio de hombres y mujeres que veían a cada persona con una enfermedad mental desde su individualidad y más allá de su diagnóstico.
Para mí lo más importante no es sólo la labor que se realiza, sino el cómo se realiza, con qué mirada se trata a cada persona y desde qué planteamientos se lleva a cabo la tarea diaria.
Creo que el trabajo con las personas con una enfermedad mental antes de nada es un encuentro, un encuentro con cada persona: su historia, sus gustos, sus ilusiones y desilusiones, su personalidad, sus preferencias…
La enfermedad mental está muy estigmatizada y, aunque poco a poco se posee más información al respecto, aún se desconoce bastante este campo, lo que dificulta mucho la vida social de las personas que tienen esta enfermedad.
Cuando estoy frente a una persona con este tipo de enfermedad me sitúa en otro plano y rompe todos los esquemas de valoraciones, méritos y eficacias que todos tenemos tan metido en la sociedad en que vivimos. Eso hace que en muchos momentos se me haga más difícil la labor y me desanime cuando no consigo los resultados que quiero (según yo) y mi labor no la veo eficaz (entre comillas) ¿Por qué me valoro realmente? ¿Por qué cosas me valoran los demás? De alguna manera, el encuentro con cada uno de ellos (o ellas) me lleva a lo más nuclear de mí, a lo que realmente somos y nos constituye, y que es lo que nos da a todos la misma dignidad y valor.
José Luís.